Fueron largas horas arriba del auto, pero al fin habíamos llegado. Sabía que estudiar no iba a ser dificil para mi, siempre me gusto cumplir con mis tareas y leer libros de todo tipo, pero cuando entre al departamento lo sentí. Sentía toda la soledad que se presentaba en el lugar, la habitación fría, estaba a punto de llorar, pero mi viejo seguía ahí y tome fuerzas, no llore. Dejo mis valijas en la habitación, me dio un gran abrazo y se fue. El si lloro, pero eran lágrimas de felicidad, estaba emocionado porque yo empezaba una nueva etapa.
Fue un largo día, después de que se fue no pude parar de llorar, quería parar, pero estar lejos de mis viejos era lo que más triste me ponía. Es el dia de hoy que sigo recordando ese dia, fue algo que marco una vida distinta a la que yo estaba acostumbrada.
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